El primero y más importante: no dejes tu existencia en unas manos que no sean las tuyas.
Pero, ¿cómo evitar abandonarte en unas cálidas y suaves manos cuya intención no será más que la de cuidarte y amarte, pues desconocen por completo su capacidad de destrucción?, ¿cómo poder disfrutar de ellas sin el miedo abrazador de que se cierren con tal fuerza que puedan cortarte la respiración, o de que se abran de pronto y te dejen caer justo en el punto donde comienza el abismo más profundo?